Y fue tanta la envidia de algunos padres, que tuvimos que hacer una sesión sólo para ellos. A continuación se puede, por primera vez y en exclusiva, ver lo que ocurrió aquella tarde...
Como se puede ver, la organización no tuvo nada que enviadiar a la de Madrid Fusión. Todo para que los padres no se perdieran ni el mínimo detalle que, al final, es el que marca la diferencia.
El aforo se llenó para la ocasión. Un conjunto de 20 padres armados, algunos por primera vez, con sartenes, tablas, cuchillos, aceite, tomates...
Como en todas las clases, siempre hubo alumnos más aplicados que otros. En la fotografía de la derecha se puede observar a Jesús padre e hijo en plena faena.
Hubo algunos que se notaba que no era la primera vez que entraban en una cocina. Otros vinieron muy preparados, se ve que había alguna madre coordinando la operación desde el día anterior. Ojo al corte de cirujano en el tomate. En la cocina como en la guerra, todo vale.
Los más conservadores dejaron a los hijos, ya se sabe, hay cosas que sólo se aprenden cuando sé es joven.
En general, el resultado fue muy bueno y algunos pudieron demostrar su dotes culinarias. En la foto de la izquierda, se ve a Francis cortando con precisión milimétrica el queso.
Y lo más sorprendente fue la sesión final de preguntas y propuestas, que estuvo muy animada y con participación de todos. Supongo que para algunos habría sesión de control y examen en casa a la vuelta. Está claro que para todos ha sido una experiencia única (entiéndase bien) y que, no quepa duda, repetiremos.